Revelando el Contrato Social de Bitcoin
Bitcoin es una institución social y económica novedosa. Es tan distinta a nuestras instituciones existentes que deberíamos ser escépticos en torno a ella y hacer tantas preguntas difíciles e incómodas como podamos antes de otorgarle cualquier valor económico. Algunas respuestas sólo serán reveladas con el tiempo (o con Lindy, como dicen algunos), pero eso no quiere decir que no podamos sacar teorías o marcos. Uno de estos marcos es el que me ha ayudado más a entender la teoría del contrato social de bitcoin.
Primeramente, el dinero fiduciario es el resultado de un contrato social: Las personas le dan control al estado sobre el suministro y otras funciones vitales del dinero. El estado, en consecuencia, usa ese poder para gerenciar la economía, redistribuir la riqueza y pelear contra el crimen. Pero muchos no se dan cuenta de que bitcoin también funciona a través de un contrato social.
La capa social y sus reglamentos son el corazón de bitcoin.
Y ese marco de contrato social puede ser usado para responder algunas preguntas esenciales: ¿Por qué existe bitcoin? ¿Quién decidió sobre sus propiedades? ¿Quién lo controla hoy? ¿Puede un defecto crítico matar a bitcoin?
La Teoría del Contrato Social
La teoría del contrato social empieza con un experimento mental: Asume un estado natural hipotético plagado de violencia, el cual hace insoportable que las personas vivan en él. Impulsados por el deseo de mejorar su situación, se agrupan y colectivamente resuelven empoderar a Leviatán, el gobierno soberano, para su protección. Cada uno entrega un poco de su libertad (para, ya sabes, robar, asesinar y demás), mientras que a Leviatán se le concede el poder de crear leyes, aplicarlas y proteger a las personas de la violencia.
Pero la teoría no se limita a la relación entre la gente y el estado. Podemos aplicar el mismo experimento mental a la economía. Si suficientes personas están infelices con la economía del trueque, pueden acordar colectivamente el uso del dinero, crédito o algo más para mejorar la calidad de sus intercambios.
El procesamiento del dinero o el crédito ocurre implícitamente. Cada persona hace la pregunta de qué resultados prefiere y cómo puede alcanzarlos. Si muchas personas en una sociedad desean el mismo resultado, podemos llamar a este, un “punto Schelling” o contrato social.
El Dinero como Contrato Social
A través de la historia, los gobiernos que controlaban el dinero han abusado de su poder en toda clase de formas: Confiscando cuentas, bloqueando las transacciones de ciertas personas o grupos, e imprimiendo más dinero para inflar el suministro – a veces hasta el punto de la hiperinflación.
Cada vez que un gobierno cruzó la línea y abusó de su poder, las personas perdieron su confianza en el contrato social que le entregaba a este gobierno el poder. Regresaron entonces a un acuerdo que preservara la mayoría de los beneficios (tener un medio de intercambio común, reserva de valores y unidad de cuentas) sin el peor de los problemas (abuso gubernamental): el dinero mercancía.
El dinero presenta una lección importante: Mientras más grande y valiosa se vuelve una institución social, más atrae a otros a buscar control sobre este.
El problema con el nuevo dinero mercancía, sin embargo, es que resultó siendo igualmente inestable. Tomemos, por ejemplo, el estándar del oro. El oro físico era muy aparatoso de dividir, mover y almacenar. Entonces, las personas rápidamente inventaron otra capa sobre este y lo canjearon por papel dinero representativo, mientras que el oro físico dejó de ser movido. Dado que el papel dinero es fácil de producir, debía de existir un sujeto central de confianza para supervisar el suministro. De ahí en adelante faltaba tan sólo un pequeño paso para que los gobiernos desvincularan el valor del papel dinero de su mercancía subyacente para establecer el dinero fiduciario una vez más.
Aquí yace entonces una lección valiosa: Se puede acordar estar en una situación terrible y se puede acordar querer cambiarla, pero el contrato social resultante sólo es fuerte en la medida que sea creíble. Sin una institución estable para aplicarlo, el contrato pierde la confianza de las personas y se desvanece.
Las Reglas de Bitcoin
Cuando Satoshi Nakamoto inventó bitcoin, no inventó un nuevo contrato social. Satoshi hizo algo más – niveló la tecnología para resolver diversos problemas de implementaciones pasadas e implementó el contrato antiguo de una nueva y mejor manera. Se asentó sobre las siguientes reglas
- Sólo el propietario de una moneda puede producir la firma para gastarla (resistencia a la confiscación)
- Cualquiera puede transaccionar y almacenar valores en bitcoin sin necesidad de pedir permiso (resistencia a la censura)
- Existirán alrededor de 21 millones de bitcoins, emitidos en un calendario predictivo (resistencia a la inflación)
- Todos los usuarios deberían poder verificar las reglas de bitcoin (resistencia a la falsificación)
Bitcoin como Nueva Forma de Institución Social
El dinero presenta una importante lección: Mientras más grande y valiosa se vuelve una institución social, más atrae a otros buscando controlarla. Entonces, la institución requiere de protección, la cual sólo puede obtener de otra entidad poderosa: el estado. A través del tiempo, la protección se convierte en control y posteriormente, en abuso. Cuando la institución social pierde sus beneficios para las personas, es reemplazada por una nueva institución y el ciclo empieza una vez más.
Satoshi intentó romper este círculo vicioso de dos maneras: Primero, en vez de obtener su seguridad de un sujeto central poderoso (como un gobierno), bitcoin crea un mercado hipercompetitivo para su propia protección. Convierte la seguridad en una mercancía y los proveedores de seguridad (mineros) en inútiles productores de mercancía. A su vez, Satoshi encontró una manera de que estos proveedores de seguridad en competencia llegaran a consenso sobre quién es dueño de qué en cualquier momento dado.
El protocolo bitcoin automatiza el contrato establecido en la capa social, mientras que la capa social determina las reglas de bitcoin basándose en el consenso de sus usuarios. Son simbióticos: Ninguno de ellos sería suficiente sin el otro. La capa social y sus reglas son el corazón de bitcoin. Pero la capa de protocolo les hace aplicables por primera vez, al tiempo que el contrato social se vuelve más creíble para las personas ajenas.
Ver bitcoin como un contrato social, activado y automatizado por una capa técnica, tiene muchos beneficios y nos puede ayudar a responder las preguntas filosóficas en torno a bitcoin.
¿Quién Puede Cambiar las Reglas de Bitcoin?
Las reglas del contrato se deciden y negocian continuamente en la capa social. El protocolo de implementación de bitcoin sólo los automatiza. Bitcoin, como red computacional, existe cuando muchas personas ejecutan implementaciones bitcoin en sus computadores, las cuales siguen el mismo set de reglas (algo así como si estuvieran hablando el mismo lenguaje).
Uno se queda en la red siempre y cuando siga el mismo set de reglas que todos los demás. Si yo fuera a cambiar las reglas de bitcoin unilateralmente en mi computador local, no afectaría al resto de la red – sólo provocaría mi expulsión pues ya no nos entendemos los unos a los otros (ahora yo hablo un idioma distinto).
La única manera de cambiar las reglas de bitcoin es proponer un cambio al contrato social. Cada una de estas propuestas debe ser voluntariamente aceptada por otras personas en la red, puesto que sólo se convierte en regla si suficientes personas lo incluyen activamente en su reglamento local.
Convencer a millones de personas es un trabajo (de base) de proporciones tremendas y prácticamente elimina la posibilidad de cualquier cambio polémico, dado que este nunca obtendría un amplio consenso social. Es por esto que la red bitcoin puede ser actualizada en formas que reflejen el deseo de sus miembros, pero al mismo tiempo es increíblemente resiliente a cambios provenientes de malos sujetos.
¿Puede un Defecto de Software Matar a Bitcoin?
En septiembre de 2018, un defecto de software apareció en la implementación (reglamento local) más popular de bitcoin. El defecto tenía dos vectores de ataque potenciales: Permitía a un atacante clausurar los clientes bitcoin de otras personas (de forma que estos ya no pudieran verificar las reglas, rompiendo así la resistencia a falsificaciones) y a potencialmente gastar la misma bitcoin dos veces (rompiendo así la regla de resistencia a la inflación).
Los desarrolladores bitcoin rápidamente arreglaron el defecto otorgando a la red un reglamento actualizado, que cerrase estos posibles ángulos de ataque. Si bien el defecto fue encontrado a tiempo y nunca fue explotado por un atacante, dejó a algunas personas dudando: ¿Cuánto daño pudo haber sido hecho? ¿Tendría la red de bitcoin que vivir con la inflación una vez esta ocurriera, rompiendo efectivamente la confianza en esa regla?
La teoría del contrato social puede responder a esas preguntas con un resonante “no”. Las reglas de bitcoin son elaboradas en la capa social, el software sólo se encarga de automatizarlo. Si el contrato social y la capa de protocolo presentan diferencias, la capa de protocolo está equivocada – siempre. Un fallo en la capa del protocolo al hacer cumplir temporalmente las normas del contrato no tiene efectos permanentes sobre la validez del contrato en sí mismo.
La ficha bitcoin por sí sola no tiene valor. Su valor existe puramente en la capa social.
En vez de ello, he aquí lo que podría haber pasado: La explotación del defecto potencial habría sido reparada reorganizando la blockchain de manera que revierta el daño hecho por el atacante. Esto habría dividido la red de bitcoin en dos redes, cada una de ellas con su propia ficha: una sin el defecto y otra con este. Cada dueño de bitcoin habría tenido un mismo número de fichas en cada red, pero el valor de estas fichas estaría exclusivamente determinado por el mercado, es decir, cuánto estaría dispuesta a pagar por ella la próxima persona.
A estas alturas, es importante entender que la ficha bitcoin en sí misma carece de valor: no es nada más que un número en un libro de contabilidad. El valor existe únicamente en la capa social. Por lo tanto, es el consenso social lo que decide cuál de las dos fichas, en adelante, recibirá apoyo económico. Es posible que todo valor económico migraría a la nueva y reparada red.
Cuando el software bitcoin automatiza con éxito las reglas del contrato social, las dos capas se sincronizan. Y cuando el software se desincroniza temporalmente, siempre es el contrato social la luz de guía a la cual regresar. Este defecto reciente no habría sido el último. La teoría del contrato social nos asegura que los defectos pueden presentarse sin amenazar a la institución social que es bitcoin.
¿Las Bifurcaciones Bitcoin Amenazan la Regla de No-Inflación?
Otra famosa pregunta filosófica se centra en torno al concepto de “bifurcaciones”. Dado que el software de bitcoin es de código abierto (permitiendo a los usuarios verificar que sus reglamentos hagan lo que dicen que harán), cualquiera puede copiarlo y hacerle cambios. A esto se le llama “bifurcar”. Pero, como establecimos antes, estos cambios sólo se hacen a la capa de protocolo, no la social. Sin cambiar las reglas en la capa social primero, lo único que puede resultar de bifurcar bitcoins es que uno se expulse a sí mismo de la red.
Si uno quisiera bifurcar bitcoins – sin que la red nueva muera inmediatamente – debería de bifurcar el contrato social primero. Usted deberá convencer a cuantas personas sea posible que su reglamento es mejor para ellos, de forma que actualicen sus reglas junto con las suyas. Este tipo de bifurcaciones son escasas y difíciles de lograr, debido a que requieren el consentimiento de miles de personas. Usar este proceso para crear valor es comparable con realizar una campaña presidencial a manera de inversión financiera.
De nuevo, la clave está en entender que todo valor por fichas es, únicamente, una convención social. Las fichas no tienen ningún valor; sólo pueden recibirlo a través del consenso social. Bifurcar el protocolo no es lo mismo que bifurcar el contrato social, así que la nueva ficha no tiene valor por defecto. En el raro caso que el contrato social se rompa (como cuando bitcoin cash se separó de bitcoin), uno termina con dos contratos sociales más débiles – cada uno de ellos aceptado por menos personas que el anterior.
El dinero en general y Bitcoin en particular, pueden ser vistos como contratos sociales entre personas dentro de la sociedad. Bitcoin tampoco es un nuevo contrato; es tan sólo una nueva implementación de un contrato que puede ser rastreado cientos de años hacia el pasado. En comparación a intentos previos, la implementación de bitcoin es una mejora dramática dado que crea un mercado hipercompetitivo para su propia seguridad. La capa social de bitcoin y la capa de protocolo se refuerzan mutuamente, relación que nos da una mirada hacia conceptos poco comprendidos como cambios de reglas, bifurcaciones o defectos de protocolo.
Fuente: https://uncommoncore.co/unpacking-bitcoins-social-contract/